Puedo decir con toda honestidad que estoy feliz de que esta es la última semana de escuela. Finalmente después de mucha espera esta apunto de terminar el año escolar. Mi hijo de 8 años me pidió faltar el último día de clases y claro que le di permiso pues en sus ojitos vi el enorme cansancio emocional que sentía y me pude identificar con el. Estas últimas semanas me pregunta todas las noches: “Mañana es el último día de escuela?” y esta noche finalmente le podré decir que si. Bienvenido sea el verano. No mas alarmas, no más correr como gallina sin cabeza de clase en clase, no mas prisas.
Este mes me dieron el diagnóstico final de mi hijo Leve Trastorno Déficit de Atención con Hiperactividad combinado con Trastorno Sensorial. Me llamo la doctora a su consultorio y me entrego lo que parecía su tesis. Fuimos hoja por hoja hasta cubrir todos los exámenes que le hicieron y aunque pretendía poner atención en verdad solo pensaba “de nuevo por los mismos rumbos, bueno mínimo no voy como el Borras, ahora estoy preparada y todo va a estar bien, pero tengo miedo”. Finalmente llegamos a la última hoja nos dimos la mano y me subí a mi coche un poco abrumada y ansiosa. Ya encontré dos opciones de terapias para evaluar la que le quede mejor a mi hijo, y tome nota de todas las recomendaciones de la doctora y ahora cierro este capítulo (aunque sea solo por un rato) y abro uno nuevo llamado VERANO.
Es hora de apagar el switch del colegio y es hora de tomar todo con calma y disfrutar. Ya después en agosto le quitaré el polvo a ese capítulo que cerré y retomare con más fuerzas pero por hoy a quitarme los zapatos, ver atardeceres y disfrutar cada minuto con mis niños.
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