Creer en él. Tu voz será el principio de su voz interna.
Tomate el tiempo de sentarte con él y repasar qué conductas son apropiadas y cuáles no lo son. Asegurate de que las entienda.
Darle elogios, conviértete en su mayor porrista.
Se consistente. No le estes cambiando la jugada.
Hablar con la escuela, maestros, directores o psicóloga. Recuerda que necesita un adulto de su lado de la cancha. Alguien quien abogue por el y que lo acompañe.
Simplifica tus indicaciones.
Ayudalo a organizarse. Recuerda que esto no será para siempre. Eventualmente él/ella sabrá hacerlo solo.
Pide ayuda cuando no sepas qué hacer. No nacimos con herramientas para apoyar a niños que viven con TDAH. Debemos de pedir apoyo a expertos y educarnos lo más posible para poder guiarlos.
Limitar distracciones a la hora de trabajar en casa o en su salón de clases. Encuentra el mejor lugar para él sin señalarlo ni excluirlo.
Aprende a mantenerte en tu centro, en calma, sobretodo cuando el/ella está en crisis.
“Desmenuzar” el trabajo para que no se sienta abrumado. Si intenta comerse el pastel entero se va a atragantar rápido. Necesita ir despacio, paso por paso, pedazo por pedazo.
Especial Mente mama
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