En un estudio de la Universidad de Stanford realizado por el Dr. Luskin, Director del Proyecto del Perdón, encontraron los enormes beneficios curativos del perdón.
Algunos de ellos son: Reduce el cólera, alivia el estrés, evita depresión, proporciona mayor optimismo, renueva esperanzas, y aumenta la confianza entre otros.
En este estudio se demostró que las personas que perdonan son más propensas a tener relaciones más saludables, menores enfermedades y menores problemas de salud en general. Llegaron a la concusión de que él NO perdonar conlleva al rencor, que es sumamente perjudicial para la salud pues aumenta la presiona sanguínea, reduce función inmune, deprime y causa estrés físico. ¿Qué tiene que ver esto con Trastorno Déficit de Atención?
Bueno pues si ustedes crecieron como yo, sin apoyo en casa, sin diagnostico, sin medicamento o coach o psicólogo experto en el tema; si pasaron sus recreos encerrados en la oficina o la maestra siempre te señaló por moverte, hablar o nunca levantar la mano puede ser que creciste con un poco de resentimiento. Al menos así fue en mi caso.
¿Cómo no se daban cuenta mis padres de todos los focos rojos que se prendían? Ninguna maestra se molestó en averiguar qué era lo que me tenía inquieta. Ni siquiera yo misma cuando empiece a notar conductas diferentes en mis hijos me tome la molestia de pensar en mí. Me anime a ir por un diagnóstico finalmente a mis 38 años.
Las conductas eran claras y los problemas que vivían mis hijos los comencé a vivir de niña y siguen conmigo, aunque de otra manera por ser adulto. NO SE VALE!!!
Todo hubiera sido diferente con alguien que me ayudara a entender que mi mente funcionaba diferente. Si hubiera sabido lo que me pasaba quizás no hubiera tenido el autoestima tan lastimado. Quizás medicada o con terapia o coaching no hubiera tenido que darme de baja del colegio para adelantarme pues me querían correr. Quizás sabiendo lo que hoy se hubiera estudiado la carrera que tanto quise estudiar en vez de irme por la más fácil que encontré por miedo a fracasar.
Pero bueno, así me tocó y ahora ya madura, ya educada en el tema, coach de TDAH, mamá de niños y jóvenes con TDAH comencé a perdonar. Primero que nada a mí, pues en realidad no sabía lo que me pasaba y fui muy dura conmigo. “Eres una idiota, tonta, algo está mal conmigo, no puedo, no voy a poder” era el diálogo interno con él que viví muchos años. Pero era una niña y después una joven que no sabía mucho del tema, no sabia que tenia con un cerebro que funcionaba diferente.
Perdonar a mis padres pues en esos tiempos no había tanta información sobre el tema. Nadie les menciono que podría ser TDAH y seguramente hicieron lo mejor que pudieron.
A mis maestras, les soy honesta, a esas me cuesta más trabajo pues son educadoras y varias de ellas marcaron mi autoestima y mi corazón hasta el día de hoy. Pero bueno pues las perdono y lo dejó ir por que es bueno para mi salud y mi tranquilidad mental. Por eso insisto tanto, edúcate, edúcate, edúcate. Busca ayuda para tí o para tu ser querido.
Y si alguna maestra está leyendo esto tengo algo importante que decirles; si ésta es su profesión porque lo sienten en el alma, por que quieren ayudar y educar y formar niños, bravo, adelante, les aplaudo PERO si lo hacen por dinero, por que no les queda de otra, por que les dan vacaciones de verano, por favor dejen que alguien más eduque a estos pobres niños.
La vida con TDAH es suficientemente complicada como para que encima te toque una maestra que haga guacamole tu corazón.
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