Mi hija de 11 años empezó con terapia ocupacional hace 3 años. Una conocida me recomendó a la terapeuta Paola y desde que la conocí mi vida y la de toda mi familia cambió para bien. Antes de ir a con Paola mi hija había ido a terapia emocional, de aprendizaje, de juego pero nada cambiaba. Desde que mi hija empezó a ir con Paola todo fluye un poco más fácil. Con Paola a aprendido a escuchar a los demás, a esperar su turno, a organizarse, a aprovechar su tiempo. Paola no solo trabaja con mi hija si no también conmigo y con la escuela de mi hija. Me ha ayudado a relacionarme mejor con ella, a no engancharme. Antes de esta terapia mi hija era una olla exprés, tenía problemas con todos en casa, con sus hermanos, con la chica que trabaja en mi casa, conmigo, con sus amigas, con mi esposo y cuando explotaba era como un volcán que nadie sabía “apagar”. Ahora mi hija sabe contenerse y calmarse, claro que todavía tiene sus arranques pero cada vez es menos. Ya duerme con menos luces prendidas, puede terminar su tarea en menos tiempo y lo puede hacer ella sola. Su letra mejoró y su desempeño escolar también.
Todos hemos hecho un gran esfuerzo para poder ir a terapia, sobre todo mi hija ya que esta queda un poco retirada de casa y el horario es pesado pues no tiene mucho tiempo para comer. Aun así creo que a valido la pena y estoy segura de que cualquier niño (a) en la situación de mi hija puede beneficiarse de esta.
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