Hay días en los que encuentro mis llaves del coche dentro del refrigerador.
Hay días que pierdo horas buscando mi celular por quinta vez en el día.
Hay días que checo más de mil veces la dirección o la fecha de algún evento por miedo a equivocarme y hacer el ridículo.
Las personas pueden ser duras o agresivas cuando notan que estos errores nos pasan y se avientan comentarios como:
¿Otra vez perdiste el celular?
¿Cómo no te diste cuenta de que no tienes gasolina?
¿Cómo que siempre llegas tarde no?
Cuando alguien de mi tribu intenta explicar el por qué le pasan estas cosas a un neurotípico, me he dado cuenta de que parecieran víctimas o pareciera más bien como si se estuvieran quejando.
Aquí entra nuestro auto-concepto. Si nuestro auto-concepto está sano y fuerte entonces lo que digan los demás o lo que pase a nuestro exterior no cambia nada.
Sabemos y aceptamos que nuestra mente funciona de cierta manera y no intentamos aparentar nada ajeno a nuestra realidad.
Pero si el auto-concepto está delicado o roto entonces empieza a subir el volumen nuestra voz interna diciendo comentarios como:
“Eres una floja, egoista, tonta. Solo quieres atención. El TDAH no existe. Eres una fracasada”
Nadie nos enseña pero es indispensable aprender a fracasar y volver a intentar.
Vamos a fracasar mil veces, no pasa nada, me levanto, sacudo mis rodillas y a seguir intentando. No es fácil pero es la única manera en la que logré cumplir mis metas.
Hay días que serán más fáciles que otros, hay días en los que me tropezare mil veces…
No pasa nada, mientras tenga el valor de seguir intentando una y otra vez eventualmente logré alcanzar mi meta.
Vivir con TDAH no es una decisión. Es un funcionamiento mental. Cada vez que tu auto-concepto quiera convencerte de que eres un fracaso, de que no puedes, de que estas dañada, pon la mano en tu corazón y repite: “Me amo y acepto profundamente aun después de……. (meter mi ropa a lavar por tercera ocasión porque olvide meterla en la secadora o perder mi coche en un estacionamiento y pasar horas picando el botón de alarma, caminando como perro abandonado). No importa el error que hayas cometido siempre repite esas palabras.
Porque idealmente encontrarás un mentor que te comprenda y te apoye. Alguien que esté de tu lado de la cancha echándote porras y creyendo en ti aun cuando tú no lo haces. Pero mientras lo encuentras, esa porrista vas a tener que ser tu misma.
Aplaude tus logros. Premia tus avances por más pequeños que sean. No minimices si no engrandece.
Al final del día recuerda que tu no eres tu diagnóstico, no eres una etiqueta y no eres lo que piensan los demás. Ser diferente no quiere decir que eres mejor o peor, simplemente eres diferente y ya.
Commentaires