Mi coach Kristen Carter describe a la mente infantil como esa vocecita que te convence de dejar lo que estás haciendo porque es aburrido o incómodo y hagas algo divertido.
Como en las caricaturas en donde aparece un angelito y un diablito, la mente infantil sería el diablito que te invita a prender Netflix envés de responder mails de trabajo o te invita a comerte otra rebanada de pastel cuando tú quieres eliminar las azúcares de tu dieta.
Como lo dice su nombre al ser infantil se comporta como tal y hace berrinches, exige, quiere jugar, quiere reír, quiere tomar siestas, comer helados y pastel, QUIERE LO FACIL.
¿Qué pasa si escuchamos a la mente infantil y nos dejamos llevar por ella? En realidad no pasa nada de nada. Nunca logramos ser productivos. No logramos nuestras metas. No podemos evolucionar como personas y no podemos ser mejores por que siempre nos quedamos en lo fácil, lo cómodo, lo conocido.
Aquí es en donde debemos tomar una pausa y decidir irnos por el camino incómodo. Hasta ahorita siempre hemos evitado estar incómodos, a cualquiera nivel mayor o menor todos lo hemos hecho. Evito lo incomodo, evito lo difícil, evito lo nuevo y siempre llego al mismo lugar.
Si quiero cambiar y convertirme en la mejor versión de mi debo tolerar lo incómodo, debo de aceptar que es incomodo y sentarme con ese sentimiento. Lo observo y lo reconozco pues a sido parte de mí muchos años.
Tenemos que convertirnos en las personas que bajan el volumen de la mente infantil hasta dejar de escucharla. Ella encontrará mil maneras para distraernos de nuestra meta, fíjate bien y observa como lo que te propone siempre es más fácil y cómodo PERO no te dejes llevar. En realidad no tienes que seguirla.
Te propondrá un capitulo mas de tu serie favorita aunque sean las 2:00 am te tratara de convencer que no pasa nada si te desvelas. Cuando te sientes a leer, escribir, responder mails, hacer tarea, tu mente infantil te insistirá que eso lo puedes hacer después y que es mas importante llamar a tu amiga(o) con quien no has hablado en una semana.
Esa vocecita te repetirá una y otra vez que el pastel que está en la cocina sabe delicioso y que tu te mereces otra rebanada porque trabajas muy duro.
Lo que esa vocecita olvida es que TU ERES SU JEFE. Tú decides que camino tomar. Tú decides si bajas el volumen de sus distracciones y te enfocas. Tú decides si quieres convertirte en la mejor versión de ti.
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