top of page
Buscar
  • Foto del escritorEspecial Mente mama

Cuando no solo tus hijos viven con TDAH sino tú también

La evidencia y los estudios señalan que el Trastorno Deficit de Atención (TDAH) es genético. La mayoría (si no es que todos) de los padres que vivimos con TDAH procreamos hijos con TDAH. Mi TDAH es principalmente inatento. No siempre fue así. De niña me movía de más y si estaba formada esperando en filas prefería hacerlo con bailes o brincos o movimientos que hacían que mi madre me preguntara repetidamente: “hijita quieres al baño?” a lo cual y siempre respondía, no. Mi madre me llamaba “Comadrita” pues siempre tenía historias y anécdotas que contarle, le platicaba hasta cuando ella iba al baño. Hoy a mis casi 42 años ese movimiento físico se a calmado y transformado en movimiento mental. Lo bueno de esto es que nadie se da cuenta y lo malo de esto es que nadie se da cuenta. Puedo verte a los ojos 15 minutos mientras me cuentas de tu vacación a la nieve y no registrar nada más que blah blah blah. Al menos de que la historia que me cuentas es super interesante o sea de algún tema que me apasiona, entonces recuerdo hasta tus gestos. El TDAH de mi hija mayor es inatento también. Justo ayer le pregunté qué estaba pensando pues en casa de unos amigos su mirada se fue al horizonte y quién sabe qué maravilloso lugar visitó mientras hablábamos de la escuela. Ella tiene suerte por que estuvo en Terapia Conductual varios años en donde le dieron varias técnicas para estudiar y no “perderse” en el salón de clases. Mi hijo de 11 años vive con TDAH combinado. Batalla con falta de enfoque y tiene un circo dentro de su cuerpecito. Siempre está en movimiento, la mano, el pie o de plano el cuerpo entero se mueven. El mal manejo de sus impulsos lo mete en problemas más de lo que me gustaría pero así es. Si dice NO TOCAR en algún lugar, él lo toca. Si dice NO PICAR en algún botón, él lo pica. Tiene suerte de que tanto su papá como yo tenemos un gran sentido del humor por que la cantidad de comentarios “inapropiados” que dice en un día son como para mandarlo al rincón a pensar hasta que cumpla 20 años. A mi hijo mayor le dieron su diagnóstico hace apenas unos meses pero a decir verdad siempre supe que vivía con TDAH. Todas las señales estaban ahí, todos los focos rojos se prendieron varias veces pero esa historia se las contaré otro día. Mi hija pequeña tiene 8 años y aunque estoy optimista de que no vive con TDAH, en este punto del partido se que todo es posible… En algunas formas vivir con TDAH me a ayudado a entender a mis hijos. Sé por inercia que tengo que pedirles que me miren a los ojos cuando hablo. Sé que debo de preguntarles si me entendieron antes de que salgan de mi habitación. Sé que si llevan algo en las manos probablemente se va a perder. Puedo empatar con sus tsunamis emocionales diarios. Entiendo que a mitad de una actividad se aburren y buscan estímulo o diversión de alguna otra forma. La mayoría de las cosas las puedo entender pero varias características de educar niños con TDAH son igual de difíciles para mí como lo serían para padres neurotípicos o incluso aún más difícil.

El Ruido Siempre hay ruido en mi casa o en mi coche o en el avión o en el elevador o donde estemos todos juntos. Alguien siempre está hablando demasiado alto, azotando puertas, oyendo la televisión super fuerte, brincando, rompiendo, tirando… Claro que esto irrita a cualquier padre o más bien a cualquier ser humano PERO si eres adulto con TDAH esto te molesta aún más. Me es difícil “ignorar” el sonido, no ponerle atención. Me distrae y me siento aturdida, no lo puedo ignorar. Es como si viviera diciendo: “Que haces?” y “Baja la voz”.

El Tiradero Levantan sus zapatos, dan cinco pasos y lo vuelven a dejar. Hacen esto mil veces al día con diferentes artículos, los plumones, los platos, los juguetes. Intento darles una orden a la vez para que no se distraigan pero entre que levantan los zapatos, dan cinco pasos, dejan los zapatos y agarran al perro, les recuerdo de los zapatos, se regresan y agarran la caja de galletas, ya me entendieron no? Me distraigo e igual que ellos voy levantando y dejando cosas por toda mi casa. Siento como que siempre hay cosas fuera de lugar y aunque algunas veces me relajo y me repito “no pasa nada” hay otras en las que sintiera que vivo con una piedra en mi zapato. Las Distracciones Mis hijos se distraen fácilmente. Tenemos una rutina de hacer tarea en cuanto llegan a casa después de alguna actividad pero siempre hay algo que los distrae. Mis 3 perros, el ladrido de alguno de ellos, el gato, el maullido de este, algún carro que pasa cerca de la ventana, algún olor que les guste en la cocina o pero aunque les disguste y no puedan sentarse a hacer tarea por que es demasiado asqueroso para ellos. Cuando finalmente empezamos la tarea siempre, siempre, siempre hay alguna historia de un tema completamente ajeno a la tarea que alguno quiere contar. Ahí se encadenan mil historias más y en ocasiones me entretengo yo y cuando me doy cuenta ya pasaron más de 40 minutos y no hemos avanzado.

Los Artículos Perdidos Yo pierdo varias cosas varias veces al día. “Donde deje mi…” es mi frase diaria cuando no encuentro mi celular, mi computadora, mi cartera. Casi siempre encuentro las cosas pero mientras tanto ya perdí varios minutos o hasta horas buscando aquello que perdí. Mis hijos pierden loncheras, sudaderas, libros del colegio, su iPad. En un buen día les tengo paciencia y pasamos horas buscando sus pertenencias. Pensarías que podría empatizar con ellos fácilmente y si lo intento pero el problema es que llevo años sintiendo pánico cuando pierdo cosas, por lo que cuando ellos pierden algo mi viejo amigo llamado pánico regresa y envés de mantener la calma puedo entrar en crisis y exagerar todo. Pensarías que dos personas con TDAH pueden vivir juntos de maravilla y en realidad sí pero no. La mayoría de las veces sí. Les explico lo que sienten o lo que yo siento para que se vayan conociendo mejor. Les doy técnicas y trucos para mejorar su trabajo escolar, para no perder todo lo que tienen con ellos. Tengo todos los libros, clases, videos, cuadernos para poder contestarles cualquier duda y cuando no sé la respuesta nos sentamos e investigamos el por qué vivimos o sentimos ciertas cosas. Nos reímos mucho, hacemos el ridículo mucho, bailamos mucho y llevamos la bandera del TDAH en alto. Pero en las veces que no es tan fácil y me equivoco de fecha del partido o de lugar en donde es alguna fiesta y mi ansiedad comienza a subir y la de ellos comienza a subir y su mala tolerancia a la frustración los rebasa y el tsunami de emociones de ambos se deja ir como gordo en tobogán… en esos momentos se me cierra el mundo y siento que educar hijos con TDAH mientras eres un adulto con TDAH es de las cosas más difíciles que hay. Definitivamente no es fácil. Requiere de horas de educación, horas de meditación y una cantidad de paciencia que hasta en monjes nos podríamos volver. PERO siempre intento recordar que por algo y para algo me tocó ser mamá de niños con TDAH y adulta con TDAH y me calmo y busco a mi tribu para que nos riamos un rato juntos y bailemos, hagamos el ridículo y olvidemos cualquier tormenta que haya pasado por ahí.

4 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page