Brindo por la fuerza que no sabíamos que teníamos, por las miles de noches que pasamos sin dormir.
Brindo por el esfuerzo que nos toma esconder las arrugas de tanto sonreír, las manchas de sol por tantos castillos de arena, las canas pues no a dado tiempo de ir al salón, las ojeras de noches con pesadillas, preguntas, tomas de leche o agua.
Brindo por las canciones de cuna que sigo cantando a mi hijo de 7.
Brindo por nosotras que se nos hemos embarrado de popo, vomito, mocos y no solo de nuestros hijos pero del perro o el gato también.
Brindo por las citas con el marido en las que nos forzamos a ponernos tacones después de un día largo de clase de baile, karate, tarea, terapias, frustraciones, llantos, siestas…
Brindo por todas las veces que nuestro adolescente nos dijo algo hiriente, nos lastimo el corazón y aun así aguantando las lágrimas no le respondimos con ira o enojo.
Brindo también por todas aquellas que igual que yo se esconden en el closet para hablar con una amiga mientras escuchamos las vocecitas buscándonos por toda la casa.
Brindo por nuestros viernes que pasamos con algún hijo que no invitaron a alguna fiesta, viendo como caen lágrimas de sus ojitos.
Brindo por todas las mamás que al igual que yo se rompen la cabeza pensando cómo ayudar a nuestros hijos; por las mamás que se devoran libro tras libro para lograr entender mejor a su hijo difícil; por las que mamás nuevas, mamás de bebes, mamás de adolescentes.
Brindo por todas pues todas estamos en el mismo barco, en una lucha constante con nosotras mismas.
Por todas ustedes me quito el sombrero y les digo: SALUD!
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